Dormir bien es esencial para la función biológica del ser humano, y su alteración puede desencadenar diversas patologías que afectan tanto el físico como la mente. La falta de sueño adecuado no solo provoca somnolencia y fatiga durante el día, sino que también puede agravar problemas de salud preexistentes.
Según estudios científicos, la falta de sueño crónico está asociada con problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo, debilitamiento del sistema inmunológico y un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2. Un artículo publicado por Infobae afirma que “la falta de sueño puede tener múltiples efectos negativos en la salud”, subrayando la importancia de un buen descanso nocturno para prevenir y manejar diversas enfermedades.
Uno de los trastornos del sueño más comunes es la apnea del sueño, que a menudo pasa inadvertida. La revista The Lancet publicó un estudio en 2019 revelando que más de 900 millones de personas entre 30 y 69 años padecen apneas obstructivas del sueño severas, y 425 millones de forma moderada a severa. Este trastorno, causado por la relajación de los músculos de la garganta, provoca pausas respiratorias durante el sueño que pueden durar más de 10 segundos y repetirse hasta 30 veces por hora, afectando la oxigenación de la sangre y la presión arterial.
Para mejorar la calidad del sueño, se recomienda establecer un horario regular para dormir, incorporar actividad física en la rutina diaria y controlar la dieta antes de acostarse. “La mayoría de las personas no necesitan dormir más de ocho horas”, dicen los especialistas y agregan: “la cantidad de sueño recomendada para un adulto sano es de siete horas como mínimo”.
Crear un ambiente propicio para el sueño también es crucial. Una habitación fresca, oscura y silenciosa puede ayudar a conciliar el sueño más rápido. Evitar el uso prolongado de pantallas antes de acostarse y limitar las siestas diurnas son pasos importantes para mantener una buena higiene del sueño. El manejo del estrés también es fundamental. Organizarse, establecer prioridades y practicar la meditación pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad del sueño.