Si cada mañana despiertas sintiéndote igual de cansado que cuando te acostaste, a pesar de seguir al pie de la letra las recomendaciones que te dan para tener el mejor sueño, podrías estar enfrentando un problema vinculado con las fases del sueño.
Lo cierto es que la calidad del descanso va más allá de simplemente dormir ocho horas. Esto se debe a que durante la noche pasamos por diferentes fases de sueño: empezamos en vigilia, luego entramos en una fase superficial cuando comenzamos a relajarnos, y posteriormente caemos en las fases profundas, conocidas como fases 3 y 4, donde ocurre la reparación física más importante.
El principal problema radica en las interrupciones durante estas fases de sueño profundas. Si eres despertado por un ruido externo, como el camión de la basura, o por las molestias de un compañero de cama o una pesadilla, el sueño se vuelve superficial nuevamente, impidiendo un descanso reparador. Aunque estés durmiendo, no estás alcanzando el descanso físico y mental necesario. Esto puede llevarte a sentirte exhausto al despertar, sin saber exactamente qué está fallando.
Muchas veces estas interrupciones son tan sutiles que ni siquiera somos conscientes de ellas. Para mejorar la calidad del sueño, sugiere implementar medidas como usar tapones para los oídos y antifaces para bloquear el ruido y la luz, cerrar la puerta de la habitación para evitar que las mascotas te perturben o considerar una cama más grande o incluso camas separadas si duermes con pareja.
Adoptar estos cambios no solo mejorará tu humor y energía durante el día, sino que también puede tener un impacto positivo en tu rendimiento académico, profesional y social. La cantidad de sueño importa, pero la calidad también es crucial. Con una mejor calidad de sueño, consolidarás mejor tus aprendizajes y recuerdos, lo que influirá positivamente en todas las áreas de tu vida.