El uso excesivo de teléfonos inteligentes es un tema de debate, pero los expertos coinciden en que hay formas de abordar este comportamiento. Nuestro trabajo, vida social y entretenimiento están profundamente ligados a nuestros dispositivos, y la pandemia ha exacerbado esta situación.
No todo uso del móvil es negativo. Adam Alter, profesor de mercadeo y psicología de la Universidad de Nueva York, afirma que los móviles "nos hacen más felices, nos enriquecen y nos conectan con otras personas". Sin embargo, muchas personas quieren reducir su consumo, y existen estrategias efectivas para lograrlo.
El uso excesivo del móvil puede manifestarse de diversas formas, como quedarse despierto hasta tarde mirando redes sociales o dificultar la plena presencia en el trabajo o con seres queridos. Aunque no está reconocido oficialmente como una dependencia en el manual de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, muchos especialistas en salud mental reconocen que las personas pueden volverse dependientes de sus móviles.
Una de las estrategias para reducir el uso del móvil puede ser el ayuno de pantallas. Lembke sugiere que la duración del ayuno depende del nivel de consumo. Un ayuno de 24 horas puede ser un buen comienzo para una persona promedio, mientras que alguien con un uso excesivo podría necesitar más tiempo. Aunque un verdadero ayuno puede no ser práctico para todos, el objetivo es acercarse lo más posible a la elusión total. Al principio, pueden aparecer síntomas de abstinencia como irritabilidad o insomnio, pero con el tiempo, los beneficios incluyen menos ansiedad, mejor sueño y mayor energía.
Otra buena técnica puede ser reflexionar sobre la vinculación con los móviles. Después del ayuno, es importante reflexionar sobre cómo quieres que sea tu vínculo con los dispositivos en el futuro. Encontrar un equilibrio saludable es clave para mantener un uso consciente y beneficioso de la tecnología.
Asignar momentos del día o días de la semana para no usar el móvil, como antes y después del trabajo, puede ser útil. Mantener el teléfono fuera del dormitorio o en una caja durante la cena también puede reducir su uso. Alter señala que "las cosas más cercanas a nosotros en el espacio físico son las que más nos afectan psicológicamente".
Cambiar la pantalla a escala de grises, desactivar notificaciones y reorganizar periódicamente las aplicaciones puede hacer que el móvil sea menos atractivo. Eliminar o mover las aplicaciones más tentadoras a la última pantalla puede ayudar a evitar un uso compulsivo.
Lembke recomienda usar aplicaciones que añadan valor y significado a tu vida o que sean necesarias para el trabajo. Si las aplicaciones que aportan valor son también las que causan dependencia, es importante crear un espacio utilizando los consejos anteriores.