Dormir, no caben dudas, es reparador. Cuando llega la hora del descanso, las personas tendemos a intentar olvidarnos de los problemas y las obligaciones de nuestro día a día, con el objetivo de relajarnos y recargar las energías para lo que vendrá en la próxima jornada.
Sin embargo, millones de personas en el mundo sufren cada día por las dificultades para conciliar el sueño, o, incluso, más concretamente, por una problemática similar: despertarse en medio de la noche. Los despertares nocturnos afectan la calidad de nuestro descanso y pueden provocar irritabilidad, estrés, malhumor y dificultades para concentrarse. Por eso, hay que combatirlos. ¿De qué manera? Lo veremos a continuación…
Los consejos para mejorar tu descanso
Los especialistas recomiendan actuar en diversos frentes con el objetivo de mejorar nuestro descanso. En primer lugar, hay que considerar la importancia de evitar costumbres como utilizar el móvil, la computadora o la televisión antes de dormir, al mismo tiempo que se recomienda evitar las comidas pesadas que puedan provocarnos malestar estomacal por la noche. ¡Pero tampoco os quedéis con hambre! Asimismo, debemos construir un ambiente propicio para la relajación: oscuro, templado y silencioso.
Por otra parte, hay cuestiones más estructurales de nuestros hábitos cotidianos que deben ser tenidas en cuenta. Los estimulantes como la cafeína o el alcohol afectan negativamente nuestro descanso, por lo que reducir o eliminar su consumo es muy recomendable si tenéis este problema. Además, es de vital importancia que logremos tener una rutina ordenada: si todos los días nos acostamos a horarios muy diferentes, nuestro organismo nunca terminará de acostumbrarse.
Los ciclos del sueño
Nuestro período de descanso nocturno se compone de varias fases, siendo todas ellas relevantes para nuestro organismo. En ciclos de alrededor de 2 horas cada uno, se suceden la fase 1, de sueño ligero, la fase 2, de sueño profundo, la fase 3, aún más profunda, y la fase REM, donde el cuerpo está extremadamente pesado, pero el cerebro está muy activo.
Si nuestro descanso se ve interrumpido durante la noche, es posible que haya sucedido durante la fase REM. En esa instancia, nuestro cerebro se encuentra alerta, por lo que cualquier estímulo puede despertarnos más fácilmente. Esa es, en definitiva, la explicación biológica de este problema, aunque, como hemos visto, tiene solución. ¡Ánimo!
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