La tentación de reventar una espinilla es común, pero los dermatólogos advierten que esta práctica puede traer más problemas que soluciones. El acné, una condición causada por el exceso de sebo en la piel, afecta a jóvenes y adultos, y puede llevar a la formación de granos debido a la obstrucción e infección de las glándulas sebáceas.
La regla general es evitar reventar las espinillas para no interrumpir el proceso de curación natural de la piel y evitar complicaciones como cicatrices e infecciones. Apretar una espinilla puede aumentar la infección y la inflamación, propagando la infección a otras zonas de la piel y potencialmente dejando cicatrices permanentes.
Las cicatrices resultantes de reventar espinillas son una preocupación significativa. A diferencia de los espinillas, que desaparecen con el tiempo, las cicatrices son permanentes y marcan la piel mucho después de que el acné haya desaparecido. La paciencia es esencial en el proceso de curación del acné.
Las glándulas sebáceas, situadas en la base de los folículos pilosos, producen sebo para lubricar la piel y el cabello. No obstante, a veces se bloquean e infectan, lo que lleva a la formación de espinillas. Cuando estas glándulas producen un exceso de sebo y se mezclan con bacterias, se forma una pequeña bolsa bajo la piel. Los dermatólogos destacan que la vida de una espinilla se absorbe o estalla de manera espontánea cuando sea el momento apropiado.
Para prevenir el acné y sus complicaciones, los especialistas recomiendan varias prácticas seguras, como lavado del rostro con agua tibia y productos especializados para controlar el exceso de sebo; evitar cosméticos que puedan agravar el problema; optar por tratamientos como los peelings una vez que el acné esté bajo control.
Además, los dermatólogos sugieren un régimen de cuidado de la piel prescrito por un profesional, utilizando productos como lavados faciales con peróxido de benzoilo, retinoides como el adapaleno, y tratamientos con ácido salicílico y ácido azelaico. También se aconseja una exposición solar moderada y protegida, y seleccionar productos cosméticos adecuados para la piel acnéica, en especial aquellos sin aceite o no comedogénicos que no obstruyan los poros.