Tomar una siesta es una práctica común que divide opiniones. Para algunos, la siesta es un rejuvenecedor descanso que mejora el rendimiento y la salud general. Sin embargo, otros argumentan que puede interrumpir el ciclo del sueño nocturno y provocar insomnio. La controversia también se extiende a la duración y el momento adecuado para dormir durante el día.
En tiempos antiguos, los seres humanos dormían en múltiples períodos a lo largo del día. Con el paso del tiempo y el aumento del ritmo de vida, esta práctica se abandonó en favor de un patrón de sueño más continuo. Hoy en día, la ciencia ha retomado la idea de que incorporar siestas breves puede ofrecer beneficios significativos para la salud y hoy te contamos sus ventajas.
La siesta puede reducir el estrés en un 37% y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares al contrarrestar el cortisol, hormona que, en exceso, contribuye a la diabetes y problemas cardíacos. Durante el sueño, se libera la hormona del crecimiento, que fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés, ayuda en la reparación muscular y favorece la pérdida de peso. Además, estudios señalan que una siesta de 45 minutos a una hora mejora la productividad y el aprendizaje, aumentando el rendimiento en la tarde.
Síguenos en Google Noticias para leer la mejor información
Mientras, una siesta de seis minutos mejora el rendimiento en tareas de memoria al facilitar el almacenamiento de recuerdos recientes como memorias a largo plazo. Además, estimula la creatividad al activar el hemisferio derecho del cerebro y facilita la resolución de problemas, ya que la fase REM del sueño acelera la conexión entre ideas, según investigadores de Harvard. Entre sus beneficios también están: la mejora de los reflejos, favorece la abstracción, fomenta la positividad y ayuda al estado de ánimo.