La noticia de que Charlène de Mónaco vive alejada de su esposo, el príncipe Alberto, ha causado revuelo en los medios de comunicación y en la sociedad monegasca. La pareja siempre ha sido objeto de la atención pública, pero los rumores de una crisis en su matrimonio se han intensificado en los últimos meses, especialmente después de que Charlène fuera vista con una actitud fría y distante con su marido durante un torneo de tenis en Montecarlo. Ahora se sabe que la princesa se ha refugiado en una modesta casa en los Alpes franceses, lejos del lujo y la opulencia del Palacio Grimaldi.
Aunque se desconoce la razón exacta de la decisión de Charlène de vivir alejada de su esposo y del Principado, la infelicidad de la princesa siempre ha sido evidente. La revista alemana ‘Bunte’ ha asegurado que Charlène no ha compartido cama con Alberto desde su regreso a Mónaco. En su lugar, se aloja en un refugio secreto en los Alpes, donde busca la estabilidad emocional que no ha encontrado en su vida como princesa consorte de Mónaco.
A pesar de vivir lejos del Principado, Charlène sigue cumpliendo con ciertos compromisos oficiales que no puede delegar a nadie más. Para ello, el príncipe Alberto acordó pagarle una suma de 12 millones de euros al año para que siga apareciendo en los eventos oficiales junto a él. Aunque algunos medios señalan que no asistirá a la ceremonia de coronación de Carlos III, la posible presencia de Charlène formaría parte de este acuerdo.
Charlène, en busca de paz
En definitiva, Charlène busca la paz y la tranquilidad que no ha encontrado en su vida como princesa consorte de Mónaco, y lo hace alejada de su esposo y del Palacio Grimaldi. Aunque la ubicación de su modesta casa en los Alpes es casi inaccesible, la princesa sigue siendo objeto de la atención mediática, aunque ahora se sabe que está lejos de la vida pública del Principado.