Masako de Japón, también conocida como la "princesa triste", ha sido noticia en varias ocasiones debido a las comparaciones que recibe con Lady Di, la princesa de Gales que vio su trágico final el 31 de agosto de 1997, después de divorciarse de el ahora rey Carlos III.
Desde 2003, Masako ha sufrido una profunda depresión provocada por la renuncia a su carrera profesional, el estricto protocolo del imperio nipón y la presión para tener un hijo varón que nunca llegó. La princesa, que estudió en las universidades de Cambridge, Oxford y Harvard, se enamoró del príncipe Naruhito, el hijo del rey Akihito, y a pesar de las dificultades que tuvieron para casarse, finalmente lo hicieron en 1993.
Masako ha destacado en los viajes oficiales por su conocimiento de idiomas, pero su carrera frustrada de diplomática y la suspensión de sus compromisos para eclipsarla, así como la presión por tener un hijo varón y la ausencia de apoyo de todas las mujeres de la familia, la sumieron en una profunda depresión que la mantuvo recluida en su palacio durante más de diez años.
El gran apoyo de Masako de Japón
Cabe destacar que, a diferencia de Diana de Gales, Masako ha podido encontrar un sostén dentro del mundo de la realeza. Su amistad con la reina Máxima de Holanda ha sido un apoyo importante en su recuperación, y a partir de la abdicación del emperador Akihito en 2019, Masako ha sido nombrada emperatriz consorte en una polémica ceremonia a la que su hija no pudo asistir por ser menor de edad.