“El puente de Londres ha caído” con esa frase, Edward Young anunció a Mary Elizabeth Truss que la reina Isabel II había abandonado este mundo. Desde ese momento, se puso en marcha un protocolo que la propia monarca había ayudado a diseñar y que explica cómo deberá seguir el país en su ausencia.
Lo primero que establece dicho protocolo, que incluye también un detalle al por menor de cómo se deberá informar la noticia del deceso, es que el Príncipe Carlos pasará a ser Rey en el mismo momento en el que la reina Isabel fenezca. Por ese motivo, tras el funeral, este dará su primer discurso como máxima autoridad, a lo que seguirá la jura de lealtad por parte del gobierno, que se dará en Hyde Park, ante el sonido de una salva de 41 cañonazos.
Luego de ese evento, el rey Carlos deberá realizar una gira por Reino Unido, para reunirse con las autoridades del gobierno en las capitales de cada país. Mientras eso sucede, las emisoras de televisión transmitirán documentales en honor a la reina Isabel, que llevan mucho tiempo grabados y pactados.
Antes de que todo esto ocurra, el próximo lunes, el féretro de la reina Isabel será llevado a Westminster Hall, donde permanecerá en custodia durante cuatro días. Una vez que ese periodo termine, la familia real ofrecerá sus respetos y permitirá el acceso al pueblo para que pueda despedirse y brindar homenaje. Se espera que lleguen cientos de miles de personas.
Dentro de diez a doce días, se producirá el funeral. Será un día festivo oficial para todo Reino Unido. A las 11 de la mañana en punto, el Big Ben sonará, anunciando el traslado del ataúd hacia la Abadía de Westminster. Allí lo recibirán 2000 invitados especiales. El destino final de la reina será la Capilla de San Jorge, donde descasará eternamente junto a su padre, el rey Jorge VI.
En los meses venideros se deberá acuñar el retrato del nuevo Rey en la moneda en curso y los billetes de la reina Isabel comenzarán a retirarse de circulación. Lo mismo ocurrirá con las estampillas, pasaportes y los uniformes de la policía y el ejército. Por último, el himno nacional se cambiará por "Dios salve al Rey".
Sin la reina Isabel, Reino Unido cambiará para siempre. No solo lo hará por las medidas que el propio protocolo anuncia, sino también por el impacto negativo que tendrá su ausencia. El proceso mencionado, que involucra tres días festivos, cambios significativos, eventos masivos y el cierre de la bolsa durante un tiempo, hará que la economía se resienta y se pierdan miles de millones de dólares. Además, se espera que la corona británica pierda mucho apoyo a nivel internacional y que se vea totalmente perjudicada, incluso viendo como algunos territorios como Australia deciden alejarse de ella.