Ya quedó atrás el pasado de la princesa recluida en el castillo o en residencias en el exterior. Charlène logró superar aquellos varapalos y angustias de su vida pasada para comenzar una rehabilitación social, ejercicio fundamental para el reinado dentro de Mónaco. Luego de una serie de semanas sin haber protagonizado festejos públicos, la nadadora sudafricana asistió a un importante evento en su país.
Tras el deceso de la reina Isabel II de Inglaterra y su consecuente mensaje de lamento mediante su cuenta oficial de Instagram, Charlène asistió a la inauguración de una joyería de lujo en Montecarlo. La esposa de Alberto II causó estupor en todos los presentes debido, por un lado, al glamour que derrochó en el sitio y, por el otro, a la simpatía que embelesó a más de un personaje local.
Poco a poco, Charlène ha retomado sus responsabilidades como monarca de Mónaco. Junto a Alberto, ambos han participado de un almuerzo con los reyes de Suecia como última presentación dentro de la escena social. Cabe destacar que la pareja, si bien emitió sus condolencias a los royals ingleses por el deceso de Isabel II, no acudió a Londres para el respectivo funeral, definiendo una de las ausencias más pronunciadas dentro de las monarquías europeas.
En tanto, para el evento Charlène lució una blusa de seda azul marino, con franjas verticales brillantes de la firma italiana Brunello Cucinelli. Además eligió una falda-pantalón, con cinturón fino de la misma marca y el mismo color oscuro. Sin la compañía de Alberto, la princesa se convirtió en la protagonista de la jornada. Por primera vez en un extenso tiempo, la sudafricana comenzó a solidificar su presencia en solitario.