Se esperaba con ansias que Charlène apareciera en el Baile de la Rosa, pero no sucedió. Un día antes de ese importante evento de los Grimaldi, Alberto II de Mónaco tuvo otra cita especial para su familia, pero sin la presencia de su esposa. Junto a la princesa Estefanía, el monarca inauguró un proyecto muy querido por su padre, una muestra de su pasión por el automovilismo.
Alberto II y Estefanía de Mónaco estuvieron muy cómplices en la Colección de Coches. Además, los han acompañado sus sobrinos: Louis Ducruet, hijo de Estefanía; y Andrea y Pierre Casiraghi, hijos de la princesa Carolina. Estos automóviles se encuentran en la pista del Gran Premio de Fórmula 1, en Puerto Hércules. Raniero III había comenzado con esta afición a finales de la década del 50.
Fue en 1993 que el príncipe decidió abrir su colección de coches antiguos al público. Ahora, Alberto II continúa con ese legado de su padre. Este año, se inauguró el 8 de julio para que los ciudadanos puedan visitarla. Además de ver los automóviles, las personas se encontrarán con imágenes históricas de la familia real, escenografías espectaculares y escenas cinematográficas.
Tras la inauguración de la colección, Alberto II se subió a uno de los coches antiguos para dar unas vueltas por la pista. El monarca conducía y su hermana Estefanía estaba como copiloto. De esta manera, él sabe que puede contar con su familia en estos eventos importantes cuando no tiene a Charlène a su lado. En el Baile de la Rosa fue Carolina de Mónaco quien ocupó el lugar de protagonista.