A pesar de tener un futuro brillante en su tierra natal, la vida de Felipe cambió cuando conoció a la princesa Isabel. Y es que con el pasar del tiempo, este se convertiría en el esposo de una de las reinas más poderosas del mundo. Su vida tras la sombra de la monarca estuvo llena de lujos, sí, pero también de infidelidades.
Al momento de pedir la mano de Isabel, Felipe tuvo que renunciar a todos sus derechos a la corona griega y así recibió el titulo de duque de Edimburgo. El matrimonio parecía llevar una vida feliz y tranquila, pero todo cambió tras el fallecimiento del rey Jorge VI, padre de Isabel II, momento en el que ella se convirtió en la reina de Inglaterra. Las nuevas obligaciones de los jóvenes cónyuges los distanciaron completamente, lo que le dejó el camino libre para que el entonces rey consorte pudiera concretar encuentros con varias mujeres.
La larga lista de amantes que se le atribuyen a Felipe de Edimburgo comenzó a escribirse en 1956, y en la misma se destacan varios nombres importantes. La escritora Daphne de Maruier, Hélène Cordet amiga desde su infancia, Pat Kirkwood estrella del music hall, la actriz Zsa Zsa Gabor, fueron algunas de las mencionadas. Incluso se conoció que el consorte mantuvo una relación con Penélope Romsey, buena amiga de la familia Windsor.
A pesar de los innumerables amoríos que Felipe de Edimburgo mantuvo a lo largo de su relación con la reina Isabel, este aseguraba que el éxito de su matrimonio se debía a que sabía hacer reír a su esposa. Sí, se le puede reprochar sus infidelidades, pero hay que reconocer que, a pesar de todo, sirvió a la reina como un buen vasallo a lo largo de su unión.