Ser la futura heredera al trono español comprende un sin fin de reglas morales que no serían bien vistas por la realeza y los miembros nobles del país. Lo cierto es que dentro de aquellas normas existen algunas casi hilarantes para la época. La princesa se encuentra acorralada bajo el propio mandato monárquico.
La princesa de Asturias parece que no lo tendrá nada fácil, en primera medida por las miradas puestas sobre su vida privada. La joven heredera se complace de cierta exclusión en el internado galés, pero desde allí es donde viene la cuestión, ya que la preocupación real estaría puesta en su primer posible amor, un compañero de colegio un año mayor que Leonor.
Según pudo saber Vanitatis, durante Semana Santa, el joven de familia estadounidense y con lazos mexicanos, se sumo a los eventos en el Pabellón del Príncipe o, conocido popularmente, como la Casa de Asturias. Además de la excusa de que quedaría en solitario durante los festejos religiosos al no poder regresar a Estados Unidos, el chaval se convirtió en uno de los invitados al cumpleaños de Paloma Rocasolano junto con la princesa. A partir de ese entonces ya no se especuló con un lazo familiar, sino como compañero cercano de Leonor.
El motivo por el que la princesa de Asturias no podrá vivir de manera libre sus distintos encuentros amorosos se debe al simple hecho de pertenecer a la realeza y ser la heredera al trono. Situación que también le pasó factura a su padre, Felipe VI, cuando en anteriores ocasiones debió padecer la presión de la prensa por acumular una serie de noviazgos antes de su boda con Letizia Ortiz. De esta manera, los reyes buscan proteger a su pequeña, quien a pesar de estar dando sus primeros pasos en la vida adulta, aún debe permanecer cautelosa ante los ojos de los paparazzi. Si Leonor intenta abandonar a sus primeras parejas, deberá ser consciente del señalamiento que tristemente tendría que soportar.