El próximo 11 de Mayo se cumplirán 21 años del fallecimiento de Jesús Aguirre, segundo marido de la Duquesa de Alba. Corría el año 2001 y, mientras trabajaba en el que fuera el despacho de Luis Martínez de Irujo, un infarto ponía fin a su vida. Años antes, durante un verano en Marbella, él y la duquesa se cruzaban por primera vez, aunque otras versiones relatan que ambos coincidieron en una fiesta en el palacio de Malpica de Toledo.
Sea como fuere, se casaron el 16 de marzo de 1978. Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba, tenía 52 años y Jesús Aguirre y Ortiz de Zárate, 44. Lo cierto es que tanto la familia como el círculo más íntimo de la duquesa nunca vieron con buenos ojos aquella unión. Sin embargo, el matrimonio duró 23 años hasta que el duque consorte murió en el Palacio de Liria, con 66 años.
Con Jesús llegaron también al palacio varios intelectuales de la época como Fernando Savater o Juan García Hortelano. Él era de izquierdas, hijo de madre soltera y se decía que homosexual. No caía para nada bien: la nobleza lo veía como un arribista. Pero Aguirre era un romántico, cada mañana se ocupaba de hacer llegar un poema y una flor a Cayetana.
Jesús se mimetizó de tal manera con el título nobiliario consorte que se acabó convirtiendo en el protagonista de varias excentricidades. Una de las situaciones más sorprendentes en su vida era cuando excusaba su presencia en una cena privada o un acto más o menos público aduciendo un malestar físico que denominaba como "la jaqueca de los Alba". También se cuenta que Aguirre refería a sí mismo como “nosotros, los Alba” y vestía con la ropa del padre de Cayetana, el Duque Jacobo, al que llamaba su “suegro”.
Desgraciadamente, el duque enfermó gravemente de un cáncer de laringe y murió el 11 de mayo de 2001, mientras la Duquesa estaba en Sevilla, entregando un premio a Curro Romero. Los hijos de la duquesa de Alba, sin embargo, no guardan el mejor de los recuerdos de su padrastro: tanto Cayetano como Eugenia han afirmado que Jesús Aguirre “era muy culto, pero cero humano, y muy malo”.