El rey Carlos III ha sido testigo de importantes cambios durante los últimos tiempos. Luego de la partida de su madre, la reina Isabel II, el pasado 8 de septiembre, el flamante monarca británico ha dado de qué hablar durante las últimas semanas, luego de haberse rehusado a habitar la ancestral residencia real.
El padre de Harry y Guillermo se ha negado a mudarse al Palacio de Buckingham, el cual sirvió como residencia a la reina Isabel, así como a sus ancestros durante los últimos dos siglos. Según el primer mandatario de 73 años, el lugar “no es adecuado para el mundo moderno", motivo por el cual una de sus primeras decisiones fue continuar en Clarence House, donde vive desde 2003 con su esposa, Camila
Isabel había vivido en la residencia durante medio siglo con su hija menor, la princesa Margarita. De acuerdo con el periódico inglés The Sunday Times, Carlos III no quiere mudarse al Palacio de Buckingham porque "no lo ve como un futuro hogar viable o adecuado para su función en el mundo moderno".
En cambio, Carlos III y Camila encontraron mucho más ‘práctico’ dividir la semana entre tres residencias diferentes: tres días a la semana en su casa principal, Clarence House, situada a solo 400 metros del Palacio de Buckingham; los dos días de semana restantes, en el Castillo de Windsor; y el fin de semana en Sandringham House, en Norfolk. Una opción más que adecuada para el mundo moderno.