La relación con los abuelos puede llegar a ser muy especial, aún más para una niña. Este es el caso de Lady Louise Mountbatten-Windsor.
La adolescente de 17 años, primera hija del príncipe Eduardo, conde de Essex - cuarto y más joven hijo de la Reina Isabel II y el príncipe Felipe - y Sofía, condesa de Essex, había desarrollado una excelente relación con sus abuelos. Esto se debió a la afición de Louise por los caballos y los carruajes, pasión que tanto el duque de Edimburgo como la Reina compartían.
Es así como, con el fallecimiento del príncipe Felipe el pasado 9 de abril, la joven - que ocupa el puesto 14 en la línea de sucesión al trono- heredó los ponis del duque y su carruaje hecho a medida. Dos hermosos ponis negros, llamados Balmoral Nevis y Notlaw Storm, son ahora de su propiedad. Asimismo, el carruaje fue el último que Felipe se compró y que utilizaba para pasear por Windsor y otros terrenos reales.
Tanto los ponis como el carruaje tuvieron un papel prominente en el funeral del duque, realizado el último sábado, con los primeros desfilando y tirando del vehículo de cuatro ruedas, sobre cuyo asiento descansaba una gorra de conducir, guantes y manta del príncipe.