Leonor y Alexia son las Princesas de la nueva era. Nacidas en pleno siglo XXI y testigos directas del crecimiento de las redes, las tecnologías e internet en general, parecen alejarse de lo que el imaginario colectivo considera que deben ser las personas en su posición, algo que ha generado amores y odios en el público. Sin embargo, aunque han vivido cosas similares y estudian en el mismo internado, tienen muchos aspectos que las diferencian entre sí.
La hija de Máxima de Holanda sabe perfectamente el lugar que ocupa, pero no permite que eso la limite. Tiene su perfil en Instagram, como cualquier niña de su edad, se muestra con sus compañeros y compañeras y no teme exponerse de ninguna forma, algo que ha traído más de un dolor de cabeza a la casa real. Sin ir más lejos, sus dos últimas apariciones generaron mucho revuelo, después de que se mostrara en una manifestación contra el cambio climático y en la semana Queer, que se celebra para dar visibilidad a los jóvenes que se sienten identificados con el colectivo LGTBIQ+. Ambas situaciones llevadas adelante por el UWC Atlantic College de Gales.
Nuestra princesa Leonor, en cambio, se muestra mucho más recatada, nunca se la ve participando de actividades con sus compañeros y compañeras, y poco se sabe de sus días en la institución, más allá de sus horarios de estudio. Si bien ha demostrado involucrarse y preocuparse con diversos temas que afectan tanto a las personas de su edad como al mundo en general, prefiere que todo quede en la intimidad y no verse expuesta públicamente. Es lógico, después de todo es la heredera directa al trono y no puede permitirse que algo así suceda.
Queda claro que no hay una manera correcta o incorrecta de vivir lo que les sucede. Ambas saben la importancia que tendrán en un futuro e intentan defender aquello en lo que creen, de la manera en la que creen que se debe hacer. La discreción de Leonor y la extroversión de Alexia, son igual de válidas.