Si pasas suficiente tiempo en TikTok, probablemente ya te hayas topado con la tendencia del bed rotting (pudrirse en la cama, en inglés). Se trata, esencialmente, de la práctica de pasar horas –o incluso días– en la cama sin hacer nada más que ver series, dormir o navegar por el móvil.
Los vídeos que glorifican el estilo de vida del bed rotting acumulaban millones de visualizaciones, y para muchos parece un acto de autocuidado radical. La lógica detrás de este fenómeno es clara: en un mundo que constantemente nos empuja a ser productivos y a estar en movimiento, el simple hecho de no hacer nada puede parecer subversivo y liberador.
Sin embargo, lo que comenzó como una propuesta de bienestar ha despertado críticas que sugieren que el bed rotting no es tan positivo como se pinta. Pasar demasiado tiempo aislado en la cama puede agravar la salud mental, provocando sentimientos de letargo, ansiedad e incluso síntomas de depresión.
Es importante reconocer que tomar pausas y descansar es crucial, por lo que el bed rotting no sería algo malo, pero cuando este descanso se convierte en una práctica prolongada y recurrente, puede tener efectos adversos. Los expertos en salud mental destacan que el equilibrio es clave: si bien está bien disfrutar de un día de cama, hacerlo de forma continua puede alejarnos de hábitos saludables como el ejercicio, la socialización o la exposición a la luz natural, que son esenciales para el bienestar emocional.
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En última instancia, el bed rotting se presenta como un refugio temporal frente a las demandas del mundo moderno. Pero la verdadera pregunta es: ¿estamos huyendo de nuestros problemas o enfrentándolos? Quizás la solución no esté en quedarnos en cama, sino en encontrar formas más activas y sostenibles de cuidar nuestra salud mental.