Si últimamente has notado que tu peine parece una peluca y la ducha se llena de bolas de cabello, no te alarmes. Estás experimentando el efluvio telógeno, un fenómeno natural durante el cual se cae mucho el cabello, especialmente en primavera y otoño.
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Para entender este proceso, es esencial conocer el ciclo de vida del cabello, que se divide en tres fases: la fase de crecimiento (anágena), que dura entre dos y seis años; la fase de involución (catágena), de unas dos o tres semanas; y la fase de caída (telógena), que dura alrededor de tres meses hasta que el cabello se desprende y un nuevo cabello comienza a crecer. Este ciclo se repite entre 10 y 20 veces a lo largo de la vida de una persona.
En circunstancias normales, se pierden aproximadamente 100 cabellos al día. Sin embargo, durante el efluvio telógeno estacional, esta cantidad puede aumentar significativamente, llegando a perder hasta 400 cabellos diarios. Según la doctora Andrea Huerta Vena, en una entrevista con El País, "el efluvio telógeno estacional es un proceso natural de renovación capilar que afecta más a las mujeres que a los hombres". Aunque puede parecer alarmante, esta caída estacional es fisiológica y temporal.
El efluvio telógeno ocurre principalmente en primavera y otoño debido a cambios estacionales y hormonales. La disminución de la vitamina D tras el invierno y las alergias primaverales que causan inflamación en el cuero cabelludo son algunos de los desencadenantes. Además, factores como el estrés, la dieta y el cuidado del cuero cabelludo también influyen en la salud del cabello. Si la caída de cabello se prolonga más de seis semanas, se observa una notable pérdida de densidad capilar o hay antecedentes de alopecia en la familia, es recomendable consultar a un dermatólogo.