En la era contemporánea, dominada por la tecnología y las redes sociales, surgen constantemente nuevos términos que describen los vínculos interpersonales que se desarrollan en el ámbito digital. El romance ahora se vive a través de aplicaciones, smartphones y ordenadores, ofreciendo un espacio para experiencias enriquecedoras y gratificantes. Sin embargo, también es innegable que este entorno digital puede albergar interacciones tóxicas y perjudiciales, como lo es el ‘Love Bombing’.
El ‘Love Bombing’ es una táctica originada en métodos de persuasión religiosa de la década de 1970, que ha evolucionado para aplicarse también en el ámbito sentimental. Esta estrategia manipulativa se basa en ofrecer una sobreatención afectiva a la persona objetivo con el fin de conquistarla. A través de una alimentación constante de cariño, la persona suele quedar profundamente enganchada.
Las personas que utilizan el ‘Love Bombing’ suelen seducir a su objetivo con una abundancia de regalos, mensajes excesivamente afectuosos, promesas de un futuro juntos y la ilusión de haber hallado a su alma gemela. Una vez que logran tener a la persona y esta se deja llevar, suelen desaparecer sin aviso después de un tiempo, perdiendo interés. Este patrón es común en individuos que, a pesar de aparentar seguridad, carecen de ella en realidad. A menudo, presentan rasgos de narcisismo y ambición, utilizando estas tácticas para manipular y controlar a los demás.
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En concreto, el ‘Love Bombing’ sigue un patrón claro: comienza con idealización, donde la persona crea una imagen idealizada para que el objetivo crea haber hallado a su media naranja. Luego, se produce un enganche a través de una sobreabundancia de detalles y afecto, generando dependencia. Posteriormente, hay una disminución de detalles, donde los gestos románticos se reducen abruptamente. Finalmente, se llega al descarte, con una ruptura repentina y sin explicaciones, eliminando todo contacto, similar al ghosting. Ante esto, es fundamental priorizar la autenticidad y el respeto mutuo, y no permitir que las estrategias manipuladoras influyan en nuestro bienestar emocional.