En la cúspide de la 'lamineyamalmanía', Lamine Yamal, con apenas 17 años, ha deslumbrado con su golazo ante Francia en las semifinales de la Eurocopa. Este joven prodigio no solo ha roto múltiples récords, convirtiéndose en el más joven en marcar y debutar en varias categorías, sino que también ha enseñado una conexión profunda con sus raíces y una humildad destacable.
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A pesar de su meteórico ascenso, Lamine Yamal mantiene los pies en la tierra, recordando siempre su barrio obrero de Rocafonda en Mataró. Sus botas llevan las banderas de Marruecos y Guinea Ecuatorial, los países de sus padres, y el código postal de su barrio, reflejando su orgullo por sus orígenes.
La familia es central en la vida de Lamine Yamal. Tras el divorcio de sus padres, su abuela, que vino de Tánger para cuidarlo, se ha convertido en su mayor apoyo y persona más importante. "Ella fue quien se hizo cargo de mí cuando mis padres se separaron. Le debo mucho", confiesa Lamine.
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Mientras Lamine Yamal continúa su ascenso en el fútbol, la conexión con su familia y, especialmente, con su abuela, le proporciona la estabilidad necesaria para enfrentar los desafíos futuros. Con cada gol y cada récord, Lamine honra a quienes lo han acompañado en su viaje, asegurando que su éxito no solo sea suyo, sino de todos los que lo han apoyado.