En los últimos años, la tendencia a humanizar a nuestras mascotas ha ido en aumento, y según diversos expertos, esta práctica no es beneficiosa ni para los animales ni para sus dueños. Recientemente, un artículo del New York Times hace foco en esta problemática, de la cual hemos recopilado los puntos esenciales.
En la última década, el número de hogares con mascotas ha crecido significativamente. Solo en Estados Unidos, aproximadamente dos tercios de los hogares tienen al menos una mascota, mientras que en Europa, 91 millones de hogares poseen una mascota. Este aumento en la población de mascotas ha venido acompañado de un incremento en el gasto destinado a su cuidado, incluyendo alimentación personalizada, hidroterapia y estancias en hoteles boutique.
Sin embargo, especialistas en ética del bienestar animal y científicos veterinarios advierten sobre los efectos negativos de esta humanización. Tratar a las mascotas como si fueran niños limita sus vidas, haciéndolas más dependientes y propensas a problemas de salud y comportamiento. El confinamiento excesivo y la sobreprotección impiden que los animales expresen su naturaleza, causando ansiedad y agresión.
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A pesar de que ahora se permite la entrada de perros en más espacios públicos, como restaurantes y oficinas, esta mayor integración no se traduce en una mayor independencia. De hecho, el confinamiento ha aumentado la obesidad y la eutanasia de mascotas debido a la carga económica que su cuidado representa. En este contexto, los expertos sugieren reconsiderar cómo hacer que la vida de nuestras mascotas sea más rica y autónoma, evitando caer en el exceso de humanización.