En la actualidad, con la masificación de las redes sociales tanto a nivel usuarios como en cuanto a la cantidad de plataformas, las estafas en internet han crecido exponencialmente. Aunque podamos creer que estamos a salvo o que a nosotros nunca nos va a ocurrir, la realidad es que, lamentablemente, cualquiera puede sufrir una situación de estas características, perdiendo información, dinero o cualquier otra cosa de importancia. Por eso, a continuación, veremos 5 claves a tener en cuenta para evitarlas:
Revisa la reputación de las tiendas digitales
Por una cuestión de comodidad, adquirir productos o servicios por internet es de lo más común en la actualidad. Sin embargo, en ocasiones, puede traernos complicaciones. Por eso, antes de introducir nuestros datos en una web o efectuar una compra, es importante chequear la autenticidad y la reputación de la tienda en la que estemos interesados.
Utiliza contraseñas difíciles
Uno de los consejos más obvios, pero también más importantes, es que tenéis que elegir contraseñas difíciles de adivinar para vuestras cuentas. Así, será más difícil que suframos un hackeo que vulnere la privacidad de nuestros datos. Además, es recomendables cambiarlas cada cierta cantidad de tiempo.
Presta atención a los detalles de los mensajes
En ciertos casos, la evidencia de que estamos ante un intento de estafa está frente a nuestros ojos. Por eso, si recibimos un mensaje o un correo electrónico que nos resulta sospechoso, es importante que prestemos especial atención a la redacción, a los enlaces y al emisor, pues las faltas de ortografía o las URLs extrañas pueden ser el indicador que nos mantenga a salvo.
No hagas click en enlaces sospechosos
Ser estafados es más fácil de lo que creemos. En ocasiones, por WhatsApp o por correo electrónico, nos llega un link desconocido, sin contexto alguno y, por curiosidad, lo clickeamos. ¡Pero no hay que hacerlo! Siempre hay que tener en cuenta que, tan solo con ese movimiento, podemos caer en una treta.
¡No compartas tu contraseña!
Una de las estafas más típicas es la de creernos que un banco o algún organismo público nos está pidiendo, por alguna razón administrativa, que les enviemos nuestra contraseña. ¡Eso jamás sucederá! ¡No compartáis vuestra contraseña, ni por mensajería, ni por el móvil, ni por las redes sociales!
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