Cuando los ladridos se vuelven menos alegres y el brillo en sus ojos parece haber perdido intensidad, puede ser momento de reconsiderar lo que alimentas a tu fiel compañero. Observar a tu mascota va más allá de la rutina diaria de paseos y juegos; es un arte de lectura de señales que puede desvelar mucho sobre su bienestar.
Primero, presta atención a los cambios en el pelaje. Si está opaco, seco o propenso a la caída excesiva podría ser un síntoma de deficiencia nutricional. Los ácidos grasos esenciales y las proteínas de calidad son fundamentales para mantener un pelaje brillante y una piel saludable en perros y gatos.
Segundo, el comportamiento puede ser otra señal que deberías considerar. Si notas que tu mascota está más apática o tiene falta de interés en actividades que antes adoraba, como jugar o explorar, esto podría indicar problemas de salud vinculados con la alimentación. Y es que una dieta desequilibrada puede afectar su nivel de energía y estado de ánimo.
Problemas como diarrea frecuente, estreñimiento o flatulencias excesivas pueden ser indicativos de que algo no va bien en el sistema digestivo de tu mascota. Los alimentos de baja calidad o inapropiados para su especie pueden causar irritación gastrointestinal, intolerancias alimentarias o incluso problemas más graves a largo plazo, como enfermedades inflamatorias intestinales.