Los piercings falsos se han convertido en el accesorio estrella del mundo de la belleza, tomando nuestras caras, manicuras e incluso otros lugares. Un video de Troye Sivan quitándose un piercing del pecho después de los Grammy generó revuelo, hasta que se conoció que era falso, hecho de látex similar a la piel. Sivan no es el único que se ha sumado a esta tendencia; Emma Chamberlain lució piercings falsos en las cejas durante el desfile de Alexander McQueen FW24, mientras que Doja Cat adornó sus uñas acrílicas con tachuelas.
La moda de los piercings falsos está revolucionando el concepto de la estética reservada, permitiendo jugar con estilos antes de tomar una decisión permanente. En el contexto en el que vivimos, hay una necesidad desesperada de más ideologías punk y rebelión. Esta tendencia refleja un anhelo de autenticidad y rechazo de la perfección fabricada, promoviendo la individualidad.
El renacimiento de los piercings sigue la ola de iteraciones de belleza no convencionales que se han vuelto mainstream, desde la tendencia de la "belleza fea" hasta la fascinación por lo gótico y lo grotesco. Este movimiento también tiene raíces históricas profundas, con los piercings utilizados en diferentes culturas como símbolos de estatus, espiritualidad y rebelión.
Uno de los principales atractivos de los piercings falsos, tanto en el cuerpo como en las uñas, es el poco compromiso. Esta flexibilidad es ideal para quienes buscan expresar su estilo personal sin las implicaciones de un cambio permanente, siguiendo el lema de la belleza moderna: cambiar para reflejar cómo estás cada día.