Carolina de Mónaco, una figura icónica de la realeza, ha encontrado su santuario personal lejos del bullicio mediático en la Villa Clos-Saint Pierre, una mansión distante de los focos y las miradas curiosas. Ubicada en el corazón de Mónaco, esta residencia ofrece a la princesa un refugio de paz y serenidad, rodeado de la belleza natural del Principado.
Regalada por su padre, Rainiero III de Mónaco, la Villa Clos-Saint Pierre es más que una simple residencia para Carolina. Es un santuario lleno de recuerdos familiares y momentos especiales. Con vistas panorámicas al mar y al Palacio Grimaldi, esta mansión representa un oasis de lujo y comodidad.
La propiedad, de estilo Belle Époque, cuenta con seis habitaciones, tres salones, una biblioteca, múltiples salas de estar y comedores, una amplia cocina, una piscina y un extenso jardín. Cada espacio está cuidadosamente decorado con muebles antiguos y obras de arte, creando un ambiente acogedor y elegante.
Ubicada en una zona tranquila de Mónaco Ville, la Villa Clos-Saint Pierre ofrece privacidad y exclusividad a la familia principesca. Rodeada de muros de piedra y vegetación, esta residencia se distingue por su belleza y serenidad, siendo considerada una de las más hermosas de la Costa Azul.
Aunque la vida de Carolina de Mónaco está llena de emociones y eventos significativos, su residencia en la Villa Clos-Saint Pierre le proporciona un espacio de tranquilidad y calma donde puede disfrutar de momentos especiales con sus seres queridos, lejos del escrutinio público y el ajetreo de la vida diaria.