El 7 de agosto de 1998, Letizia Ortiz, ahora reina consorte de España, celebraba su primera boda en Almejo con Alonso Guerrero Pérez, un hombre cuyo nombre ha quedado casi silenciado con el paso del tiempo. Aunque la historia de Letizia con Felipe de Borbón es bien conocida, pocos recuerdan su primer matrimonio y qué fue de su primer esposo tras su divorcio.
Letizia Ortiz y Alonso Guerrero se conocieron en 1988, cuando Letizia, entonces una joven estudiante de 16 años en el colegio Ramiro de Maeztu, asistía a las clases de Literatura impartidas por Guerrero, un profesor con una década más de edad y una prometedora trayectoria académica. La diferencia de edad no impidió que surgiera un romance que los llevaría al altar una década después.
Un matrimonio breve
El 7 de agosto de 1998, la pareja contrajo matrimonio en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Almejo, localidad natal de Guerrero. Sin embargo, el matrimonio duró poco más de un año antes de disolverse mediante el divorcio. Este breve capítulo en la vida de Letizia se cerró mientras ella continuaba su ascendente carrera en el periodismo, que la llevaría eventualmente a la realeza.
Tras el divorcio, Alonso Guerrero continuó su carrera como escritor, aunque siempre a la sombra de su célebre exesposa. A pesar de la falta de reconocimiento masivo, Guerrero no abandonó su pasión por la literatura. Su trayectoria literaria ha sido constante, aunque discreta.
Un escritor en la sombra
En 2023, Guerrero lanzó su último libro titulado "Las mujeres felices son una quimera". Este título, que muchos interpretaron como un guiño a su pasado con Letizia, ha generado curiosidad y debate. No obstante, Guerrero ha negado que el libro tenga vinculación directa con su exesposa, asegurando que su obra es una exploración literaria independiente de su vida personal.
Aunque el éxito comercial y la fama literaria masiva le han eludido, Alonso Guerrero sigue siendo una personalidad interesante en el panorama literario español. Su persistencia en el mundo de las letras y su capacidad para seguir creando historias son prueba de un compromiso inquebrantable con su arte.
Mientras Letizia Ortiz ha pasado de periodista a reina consorte, Alonso Guerrero ha mantenido un perfil bajo, dedicándose a su vocación literaria. Su historia es un recordatorio de los giros inesperados que puede tomar la vida y cómo, a pesar de los cambios y desafíos, uno puede seguir persiguiendo sus pasiones.