En tiempos económicos complejos, o difíciles si se quiere dejar de lado cualquier eufemismo, siempre es interesante tener la posibilidad de conseguir algún euro extra, sea para sobrellevar la situación o bien poder darse algún lujo. Es en ese apartado donde las monedas que tenemos guardadas en casa pueden jugar un rol fundamental.
Por supuesto que, aunque el imaginario colectivo diga lo contrario, es casi imposible encontrar una moneda olvidada que nos dé miles o cientos de miles de euros. Existen, sí, pero son contadas las ocasiones en las que alguien puede acceder a ellas y mucho menos aún en las que ese cruce sucede por mera casualidad. Sin embargo, sí hay otras monedas que son de acceso mucho más fácil y que aún así pueden aportar una interesante cantidad de dinero.
Un ejemplo de esto es la moneda de 1 euro del 2003 de Grecia. Se trata de un ejemplar bastante sencillo de reconocer, ya que cuenta con la particularidad de tener un búho muy llamativo en uno de sus frentes. Si bien algunas versiones de esta moneda se pueden vender por muy poco dinero, otras llegan a cifras más que interesantes, que van de los 500 a los 1500 euros.
Si por una de esas casualidades se encuentran con una de estas monedas en su casa, hay un camino claro que se debe seguir. Antes de decidir si venderla o no, es propicio visitar a un tasador que esté especializado en la materia y pueda dar un panorama más certero sobre el valor real del hallazgo.