Desde un primer momento, Supervivientes ha sido concebido como un programa que pone al límite a sus participantes. Esto no solo se limita al aspecto físico (que ya de por sí es extremadamente complicado), sino también a decisiones morales que deberán tomar durante todo el concurso. La encerrona que vivió Ángel Cristo es un claro ejemplo de esto.
Sucede que en el quinto programa de Tierra de nadie, Supervivientes ha presentado la mecánica de ‘El dilema de los Dioses’ . Ángel Cristo, entonces, optaba por someterse a una penitencia a cambio de recibir una recompensa que haría más sencilla su estadía en la isla para él o para sus compañeros. En este caso, el castigo era permanecer un día atado a la persona que había nominado el pasado jueves: Blanca Manchón.
Asumido ese reto, entonces llegaba el momento de la recompensa que, como no podía ser de otra manera, se presentaba en forma de opciones. Ángel Cristo debía escoger entre poder conversar con Ana, su esposa, u obtener una ingente cantidad de tortitas y café para él y sus compañeros.
Tras pensarlo algunos minutos, Ángel Cristo optaba por favorecer a su equipo en Supervivientes. "Ana, lo siento mucho, pero elijo la comida para mis compañeros. (,,,) Espero que lo entiendas y asumo que todo está bien" decía sin poder contener las lágrimas, ante el aplauso de los otros participantes.