Dentro del mundillo de la numismática, uno de los países que más ejemplares de valor histórico ha aportado al mercado es, sin dudas, Francia. La nación gala tiene una importante tradición en el coleccionismo, con piezas que se han vuelto codiciadas por diversas razones. A continuación, una moneda que lo ejemplifica a la perfección.
La moneda de 1 franco del año 1831 es uno de esos ejemplares que cualquier coleccionista quisiera tener. Es de plata, tiene 23 milímetros de diámetro, y cuenta con un peso de poco más de 5 gramos. Sin embargo, más allá de su bonito diseño, destaca por su historia.
Esta pieza lleva en su anverso el rostro de Enrique de Artois, nieto de Carlos X, y curiosamente considerado como Rey de Francia por sus partidarios luego de la abdicación del mismo. Debido a esa controversial situación, Enrique se ha convertido en una personalidad recordada para la historia francesa.
Esta escasa e histórica moneda, además de destacarse por su valor simbólico, tiene un elevado costo en el mercado numismático. Si os topáis con una en las condiciones de conservación y certificación correspondientes, podría costar entre 4000 y 5000 euros. ¡Es una joya!
¿Queréis triunfar en el mundillo de la numismática? ¡Las claves siempre estarán aquí! ¡Suscribíos para estar al tanto!