El envejecimiento es un proceso natural del ser humano, pero ciertos hábitos pueden ralentizarlo y contribuir a una vida más plena. Uno de ellos es viajar y disfrutar del momento. Recientes estudios sugieren que viajar o explorar el mundo no solo enriquece el alma, sino que también beneficia la salud y puede impactar en la longevidad.
Una investigación de la Universidad Edith Cowan, en Australia, encontró que viajar impacta directamente en la longevidad al ayudar a retrasar el deterioro mental y físico. Actividades como la interacción social, la estimulación mental y la actividad física, esenciales en vacaciones, son factores clave para mantener la mente activa y el cuerpo en movimiento.
Este descubrimiento resalta que viajar no solo representan momentos de ocio, sino también una herramienta para promover la longevidad y mejorar la salud general. Además, las experiencias de viaje ofrecen un entorno que estimula la salud mental, aportando bienestar y vitalidad.
El contacto con la naturaleza y la interacción con otras personas en destinos nuevos reducen el estrés y aumentan el bienestar emocional. El pensamiento del ser humano indicaba que viajar era solo un pasatiempo, descanso o unos días de tranquilidad, pero para la ciencia es también un verdadero impulso para la juventud y la salud integral.
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