Aunque, por obvios motivos familiares, el rey Felipe VI ha sido una persona pública desde su propio nacimiento, no se puede negar que el hermetismo le ha rodeado durante toda su vida en diversos sentidos. Aún hoy como Jefe de Estado, así como conocemos su agenda de actividades oficiales e institucionales, desconocemos la mayor parte de los aspectos de su vida privada, como sus amistades, sus hobbies, y demás. Sin embargo, hay una afición que es la excepción y que apasiona al monarca como pocas cosas. ¿A qué nos referimos?
La mayor afición del monarca es, sin lugar a dudas, el esquí. El rey Felipe VI ha sido visto en infinidad de oportunidades en las pistas de Baqueira y de Beret, en el Pirineo Catalán, el sitio más importante de España para realizar esta actividad. Es un pasatiempo que, como pocas cosas en la vida, apasiona al monarca, lo que lo lleva a realizarlo periódicamente, incluso, teniendo un viaje de 600 kilómetros desde el Palacio de la Zarzuela hasta allí.
Cabe destacarse, también, que esta actividad suele ser una buena excusa para el rey Felipe VI cuando quiere ver a su grupo de amigos más cercanos: no suele viajar a Baqueira-Beret con la reina Letizia, sino que, por el contrario, se encuentra con sus colegas, y, habitualmente, luego de esquiar, aprovechan la ocasión para visitar algún restaurante de la zona. Además, es importante mencionar que la familia real dispone, desde el año 1984, de una casa en la urbanización La Pleta, muy cerca de las pistas de esquí, lo que facilita que el Jefe de Estado realice esta actividad.
La afición por el esquí es muy importante para la vida del rey Felipe VI, y esto ha quedado en claro en reiteradas oportunidades. Es, para él, una forma de viajar, de reencontrarse con sus amigos, e incluso, de visitar un sitio que le trae los mejores recuerdos familiares, por lo que no se puede negar que se trata de un pasatiempo muy especial para él.
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