Un verdadero hallazgo numismático se llevó a cabo en una pequeña ciudad ubicada a 8 kilómetros de la ciudad de Alicante. Vicente Ferrer Escrivá y sus dos compañeros de faena llevaron a cabo la remodelación de un inmueble donde, al momento de demoler una pared de cal y arena, se toparon con una olla repleta de medio millar de monedas antiguas de oro y plata. Como la ley así lo establece, el trío lo notificó y los peritos antropológicos pusieron manos a la obra para dar con el origen del botín.
Se trata de un tesoro que, en 1963, Antonio Quereda Chápuli decidió resguardar del avance de las tropas absolutistas y el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis. De esta manera, estas reliquias fueron puestas a disposición del área del patrimonio cultural e histórico de la nación, por lo que estas monedas antiguas se pueden ver en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ). En concreto, este conglomerado numismático se compone de 15 monedas de oro y 486 de plata emitidas durante el reinado de Felipe V hasta el de Fernando VII.
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En otras palabras, estas monedas antiguas conservan más de 140 años de historia donde rigieron bajo el mandato de los monarcas Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y José I. Además, algunas de ellas tienen impreso el rostro del archiduque Carlos, el primer borbón español por lo que constituyen la acuñación de piezas únicas. "Los valores más representados son los reales de a 2, los reales de a 8 y los reales de a 1. Son monedas que tienen escaso valor (salvo los reales de a 8), e inusuales en atesoramientos porque resultan inapropiadas para el acopio de riqueza con la intención de esconderlas", señaló el especialista Julio J. Ramón Sánchez, quien, además, es investigador del MARQ.
Las monedas antiguas que conforman el tesoro de Sant Joan d'Alacant
"Si tenemos en cuenta que en esa época en Alicante el secretario del Ayuntamiento cobraba un sueldo de entre 8.000 y 9.000 reales de vellón anuales, el alguacil entre 752 y 1.440 y el barrendero 451, la riqueza del tesoro de Antonio Quereda no representa una fortuna formidable pero tampoco es desdeñable si tenemos en cuenta su biografía y su contexto socioeconómico", explicó el científico encargado de atesorar estas monedas antiguas. Finalmente, Sánchez sostuvo que estas piezas no tenían herederos directos y que constituían una fuente de ahorro para que Antonio Quereda Chápuli pueda llegar a la vejez sin ningún problema financiero: "La cantidad que escondió debió ser fruto de una paciente labor de ahorro y resultado de toda una vida de trabajo, y para él constituiría una auténtica fortuna".