Los persistentes rumores que rodean el vínculo de Alberto II y Charlène de Mónaco han vuelto a tomar protagonismo en los medios europeos. Según informaciones provenientes de medios alemanes y franceses, la pareja real estaría viviendo una especie de "matrimonio ceremonial", con encuentros limitados y enfocados en eventos oficiales.
Se afirma que Charlène solo regresa al Principado de Mónaco para ocasiones oficiales y debe solicitar una cita previa para ver a sus hijos.
Estas declaraciones cobran relevancia en vista de los rumores anteriores sobre la unión entre Alberto y Charlène. Se había reportado anteriormente que el príncipe había acordado pagar a la exnadadora cerca de 13 millones de dólares al año por su participación en funciones públicas como princesa consorte. Según los informes, la pareja se encuentra en términos amigables y se dividen la responsabilidad de cuidar a sus hijos.
El papel de Charlène como princesa consorte no está definido por la Constitución de Mónaco, pero su presencia en eventos ceremoniales es importante. Además, como madre del príncipe heredero Jacques, ella podría desempeñar un papel clave como regente si su esposo fallece antes de que el niño alcance la mayoría de edad.
Estos rumores surgen en medio de especulaciones sobre la salud y bienestar de Charlène. En el pasado, su ausencia en eventos oficiales y su partida prolongada a Sudáfrica habían dado lugar a especulaciones sobre una crisis matrimonial. Alberto II había revelado anteriormente que la princesa había enfrentado problemas de salud mental y agotamiento.
Aunque el palacio de Mónaco ha mantenido silencio sobre estas afirmaciones recientes, las especulaciones en torno a la unión y la situación de Charlène continúan siendo motivo de debate en los medios y entre el público. El controvertido pasado de la pareja y los rumores persistentes añaden un nuevo capítulo a la historia real.