Entre los diversos hallazgos y vestigios, hay monedas que encierran un valor dual en sí mismas, fusionando su valía intrínseca con la coyuntura histórica de estos objetos. En los recovecos arqueológicos, una verdad resplandece: la importancia del contexto en la interpretación; y este axioma responde también a las reliquias del mundo de la numismática.
Aunque su intercambio no persista en el Banco de España, emerge cada día con mayor vigor un mercado paralelo que revaloriza estas monedas antiguas: el coleccionismo. El portal especializado "Coleccionistas de Monedas" ha dado a conocer un catálogo de las diez piezas numismáticas antiguas más apreciadas de la historia de España.
El ranking ubica entre las monedas más valiosas al Centén de Felipe III, cuyo valor asciende a los dos millones de euros, seguido por los 20 excelentes de los Reyes Católicos, cotizados en 600.000 euros. En la lista de ejemplares más buscados por los coleccionistas están también aquellas onzas de oro coloniales del siglo XVII, por las que pueden llegar a pagar hasta 475.000 euros en subastas debido a su rareza, así como también las onzas de Segovia (300.000 euros).
Completan la lista las onzas de oro de Luis I, acuñadas durante el siglo XVIII, que tienen un valor de hasta 250.000 euros, el mismo precio que pagan por las 100 pesetas de 1870. Por último, las onzas de Guatemala (1794-1801) y los cincuentines de plata (siglo XVII), pueden hacerte obtener un total de 200.000 euros por cada unidad; asimismo, el duro de plata de México es otra de las monedas más preciadas en subastas internacionales (60.000 euros).