El mundo de la numismática es completamente un laberinto con varias salidas. Los coleccionistas de todo el mundo van en búsqueda de piezas únicas e inigualables que se convirtieron en un objeto gráfico de un momento histórico que marcó a toda una sociedad. Sin embargo, no todas las monedas tienen un diseño acorde a lo denominado tradicional -imágenes de próceres, reyes, monumentos épicos o símbolos patrios-, algunos fueron elaborados con una imaginación poco convencional que llamó la atención de propios y extraños al punto tal de ser considerados de "horribles".
En este sentido, en 2016, expertos en el área se animaron a sentenciar cuál fue la moneda más fea de la Unión Europea con el ingreso del euro como moneda oficial de los países que integran esta institución continental. En otras palabras, la denominación 7,5 céntimos de euro de Portugal tenía impreso al futbolista Eusebio en forma de caricatura, por lo que se consideró un exceso en lo que refiere el buen gusto.
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No obstante, la innovación de estos ejemplares hizo que se imprimieran ediciones limitadas de diversas monedas a lo largo y ancho del planeta que llamaron poderosamente la atención por sus características, incluso aquellas que salieron de los paradigmas tradicionales. Es así que la creación de este tipo de moneda cambiaria data desde los años más remotos que, en este artículo, nos llevan a posicionarnos desde el año 1315 donde el Imperio Romano Germánico acuño una rareza digna de admirar.
Tótem y monedas fuera de lo común
Como os hemos anunciado, las monedas consideradas como "feas" no solo tuvieron caricaturas o formas irregulares al tacto, sino que también sus impresiones dieron de qué hablar. El billete de 10 mil rupias de Indonesia, de 1975, es un claro ejemplo de que un tótem puede estar plasmado con total orgullo y valor simbólico por los financistas. Finalmente, la moneda de 1 dólar es la que más se sale de los parámetros de la industria capitalista. La misma cuenta con una forma de motocicleta creada en acero y baño de plata. Toda una tentación para los sitios de subasta que están dispuestos a pagar descomunales cifras por adquirir algunas de estas "horribles" o excéntricas -depende el gusto de cada uno- reliquias históricas.