Finalmente, tras varios contratiempos llegó el día más anhelado para Tamara Falcó e Íñigo Onieva, su boda de ensueño. Fue el pasado 08 de julio cuando La Marquesa de Griñón y el empresario dieron el ‘Sí, quiero’ frente a toda su familia, y amigos más cercanos en la finca perteneciente a la familia Falcó. Pero no todo terminó allí, y es que recordemos que la boda tenía un pre y postboda que era más que esperada.
Cabe mencionar que a la boda estuvieron invitados más de 400 personas, y que horas después de dar el ‘Sí, quiero’ tras cuatro años juntos, la pareja de Tamara Falcó e Íñigo Onieva celebró en el Hotel Ritz, al igual que Kiko Matamoros y Marta López Álamo, una boda de verdadero ensueño. El evento estuvo dividido en varias partes, pero ninguno pudo superar al momento en el que La Marquesa de Griñón apareció vestida de novia.
Cabe destacar que la sorpresa no solo se dio por el diseño de Carolina Herrera que vistió, sino también porque era un verdadero misterio el vestido en sí. Y es que recordemos que, a solo un mes de la boda del año, Tamara Falcó rompió con el contrato que la unía a ‘Sophie at voilá’, la marca encargada de su traje para la boda. En un viaje relámpago a Nueva York, La Marquesa de Griñón logró solucionar todo el drama y consiguió que la reconocida firma la vistiera para su día soñado.
Las joyas de Tamara Falcó
Ciertamente, para combinar un diseño de esa magnitud, Tamara Falcó supo elegir las combinaciones perfectas en joyas familiares. La colaboradora eligió joyas con un cuantioso valor económico, pero sobre todo histórico dentro de su familia. La joya que más llamó la atención fue la tiara, herencia de su abuela paterna Hilda Fernández de Córdova, XIII marquesa de Mirabel y dama de la reina Victoria Eugenia. Además de esa herencia de su abuela, La Marquesa de Griñón utilizó una pulsera que también le perteneció, la misma está firmada por Cartier y es de diseño clásico.