Charlène, la princesa de Mónaco, celebró la fiesta de San Juan en el pequeño principado junto a su esposo, el príncipe Alberto, y sus hijos gemelos, el príncipe Jacques y la princesa Gabrielle. La víspera de San Juan es una fecha en la que se celebra la llegada del verano en muchos lugares, y Mónaco no es una excepción.
La familia real monegasca presenció desde el balcón del Palais Princier las tradicionales hogueras y los bailes del grupo folclórico Palladienne. Las hogueras son un elemento simbólico que representa el final de lo negativo y el inicio de nuevas oportunidades. En este ambiente festivo, Charlène destacó con su elegancia y estilo.
Para la ocasión, la princesa lució un atuendo sobrio pero elegante. Optó por una blusa de seda color hueso de Zara, con mangas francesas anchas y cuello semibarco, que combinó con una falda larga de color negro. Aunque aún le cuesta sonreír debido a las secuelas de la enfermedad que padeció y que la mantuvo apartada de la vida pública durante cerca de un año, Charlène se ve cada vez más recuperada gracias al apoyo de su esposo y sus hijos.
En el balcón del palacio, también se pudo ver al príncipe Alberto, luciendo un clásico traje azul a juego con su camisa y corbata, al igual que el joven príncipe Jacques, que destacó por su elegancia a pesar de su corta edad. Sin embargo, quien acaparó todas las miradas fue la princesa Gabrielle, condesa de Carladès. En esta ocasión, llevó un romántico vestido blanco de encaje del diseñador italiano Ermanno Scervino, complementado con un moño alto de bailarina decorado con perlas sencillas.
Desde el balcón del Palais Princier, la familia real disfrutó de las hogueras, conocidas como 'batafoegu' en idioma provenzal, y de las danzas tradicionales realizadas por el grupo Palladienne. Previamente, la familia había asistido a una ceremonia religiosa en el palacio y en la iglesia de San Carlos, en Moulins.
Con esta fiesta, Mónaco da inicio a la temporada de verano, convirtiéndose en uno de los destinos destacados de la Costa Azul. La celebración de San Juan marca el comienzo de una época llena de eventos y actividades en el principado, atrayendo a visitantes de todo el mundo.