Sin lugar a dudas es un arte el coleccionar monedas y billetes que ya no estén en curso legal, o quizás sí, pero tienen una particular detalle. Ya sea por diferentes períodos históricos, de diferentes países, culturas, está práctica ha tomado mucha más relevancia en el último tiempo, permite a uno disponer de un objeto que fue testigo del paso del tiempo, y de acontecimientos claves en un país.
No obstante, no fue hasta 1989 cuando comenzó el arte de coleccionar monedas, según la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre; "en 1989 comenzó la acuñación de la primera línea de moneda de colección, y ocupa en la actualidad una posición relevante en los mercados numismáticos internacionales". Cabe destacar que la acuñación de estas monedas de colección se realiza en metales preciosos como el oro y la plata.
Esta acumulación, y el arte del coleccionismo ha hecho que monedas antiguas como las pesetas de nuestro país, las onzas, excelentes de los Reyes Católicos, escudos o centenes, entre otras, tengan un valor mucho más alto que su valor monetario. Por lo cual, las 5 pesetas de 1949 o duros de 1949 son una de las monedas más buscadas por los coleccionistas, y por ende más cotizadas, incluso es la segunda más coleccionada en el mundo, por detrás de monedas antiguas estadounidenses.
Así luce la moneda de 5 pesetas
Según lo que se pudo saber, las monedas de níquel de 5 pesetas acuñadas en 1949 tienen un valor de referencia que oscila entre 12.000 y 35.000 euros en las subastas numismáticas. No obstante, el ejemplar de 5 pesetas más valioso es aquel que tiene la marca de 52. Existen tan solo 14 ejemplares, y en subastas numismáticas ha llegado a alcanzar un precio de 36.000 euros cada una.
El particular motivo por el que son valiosas
Estas monedas son particularmente valiosas porque la mayoría de ellas fue fundida. “En 1951, debido a la guerra de Corea y al aumento del precio del níquel por su uso cada vez más habitual en la industria, se llegó a la conclusión de que fabricar este duro tenía un coste superior a su valor facial", señala el sitio especializado Coleccionistas de Monedas. Por ello las pocas que quedaron fueron captadas por coleccionistas y altos mandos de la dictadura franquista. La última que se vio fue en una subasta, en el año 2011 y hasta ahora es la última conocida.