No todo fue dicha y felicidad para Ana María Aldón en su paso por ´Supervivientes 2023´. Allí, junto a Alexia Rivas, la colaboradora de ´Fiesta´ arribaron a la isla de Palapa como ´fantasma del pasado´ para aportar un toque de frescura y descomprimir la convivencia diaria. La dupla vivió los momentos más desopilantes y alocados tras las declaraciones de la exesposa de José Ortega Cano en cuanto las opiniones que le despertaba Jonan Wiergo y su complicidad con Asraf Beno. Sin embargo, no todo fue alegría para la diseñadora de modas debido a que tuvo un penoso recuerdo que la marcó de por vida.
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Tras seis días conviviendo con los nuevos aspirantes a quedarse con el premio mayor, Ana María Aldón se quebró al recordar la prueba que más trabajo le ha costado superar. Es que era inevitable que su paso por Honduras no sea comparado con aquel lugar en el que ella misma fue participante. "Ahora mismo yo estoy muy contenta con la vida que tengo, muy agradecida -empezaba diciendo tras revelar hace unos días que tiene una nueva ilusión-", comenzó diciendo con un visible tono reflexivo. Acto seguido, la madre de Gema Aldón fue al hueso y complementó: "Pero eso pesa demasiado, y me acongoja ver a Alma cómo lleva su mochila y por no hacer daño a su madre no expresa más. Yo expresé un poco más de lo que se ha visto ahí, aunque es una ínfima parte de lo desgraciada que fue mi infancia. También me acuerdo mucho de mis hermanos, que no tuvieron ningún reproche hacia mí. Es una mochila que pesa mucho, no consigues quitártela".
´El puente de las emociones´ para Ana María Aldón fue liberador, aunque a la vez, muy imponente para su vida. "Tengo la necesidad de perdonar a mi padre, porque era un hombre muy rígido, a veces inhumano con su propia familia, pero especialmente con mi madre. Fue una bestia inhumana, durante años maltrató a mi madre, y nosotros lo veíamos día tras día, los seis hijos", exclamó entre lágrimas la gaditana.
Ana María Aldón casi llega al límite de la justicia
Los reiterados episodios de maltrato familiar que padeció Ana María Aldón junto a sus cinco hermanos y su progenitora la marcaron bien en lo profundo de su corazón. Tanto es así que hasta pensó en hacer justicia por mano propia, aunque desistió de esa idea por considerarla de lo más extrema y movilizante. "Al día siguiente me iba al colegio y agachaba la cara de vergüenza cuando veía a mi madre con la cara morada. No era justo, porque ella es un ángel que bajó del cielo, y no se lo merecía, ni ella ni sus seis hijos", recordó de lo más compungida y devastada al mismo tiempo que todos los que la escuchaban les rodaba una lágrima por la mejilla comprendiendo su estado de desesperación.