La emérita reina Sofía en una de las personas más emblemáticas de la historia de la realeza. Su carisma y empatía la han acercado a un pueblo doblegado por los flagelos sociales y las decisiones políticas que forzaron la historia del país. Sin embargo, desde el ámbito personal, la madre del rey Felipe VI afrontó los más penosos desafíos que dejaron un sello en su vida personal. En IberoShow te contamos quién fue el hombre que la marcó por completo.
Tras el deceso de su hermano, el exrey Constantino de Grecia, la reina Sofía pasó por unos días interminables de luto. Si bien el velatorio se desarrolló en un ámbito privado, la magnitud de la noticia fue con aires de Estado. La avanzada edad de la exesposa de don Juan Carlos está haciendo que, poco a poco, le dé el último adiós a los más allegados, así como ocurrió con sus padres: el rey Pablo I y la reina Federica. En su paso por el cementerio, visitó a sus progenitores y no pudo echar de menos los recuerdos que en ella se despertaron.
Pablo Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, el difunto supremo de Gracia nacido en 1901, supo gobernar un país avasallado por la desdicha y la pobreza. Si de tragedia se trata, desde muy pequeño, el padre de la reina Sofía tuvo que exiliarse junto a toda su familia a Suiza debido a los enfrentamientos políticos y territoriales de la época. Asimismo, el abrupto deceso de su abuelo y su hermano —quien padeció la mordedura de un mono doméstico— dejaron cicatrices en su memoria. Pero, por su formación en la marina de Alemania y su manera de ver la vida, se convirtió en un referente para la suegra de doña Letizia.
El vínculo entre Pablo y la reina Sofía
La reina Sofía es la primogénita de aquel hombre culto, sofisticado y de envidiables valores. Tanto es así que el monarca utilizó sus cualidades por la literatura y escribió un libro sobre Platón y también volvió sus intereses por la filosofía y la música, sobre todo por el piano. Una afición que heredó su descendiente. De esta manera, su calmo semblante lo llevó no sólo a transmitir la tranquilidad en su pueblo sino también que supo compartir momentos de calidad junto a su familia donde, junto a la chimenea le leía historias de mitología griega. Finalmente, lo que más le preocupaba a él era el legado que le iba a dejar a sus súbditos como su linaje. La toma de decisiones firmes y siempre en búsqueda de hallar soluciones prácticas que conduzcan el bienestar comunitario fueron algunas de las principales características que la emérita reina de España adoptó para su mandato. "Sin dudarlo, mi padre era el soporte familiar", le confesó en una entrevista que le concedió a la periodista Pilar Urbano.