La reina Sofía ha destacado por su actitud estoica y digna, una que ha mantenido incluso en los peores momentos de su vida. Como un claro podemos mencionas las despedidas de sus seres queridos, como su padre, Pablo I de Grecia y su madre, Federica de Hannover.
Parecía que la reina Isabel había sido entrenada para mantenerse firme ante el dolor. Aún con el corazón hecho pedazos, la madre de Felipe VI no se permitió llorar en público. Cuando se realizó el funeral de su padre ella se contuvo por completo. Hizo lo mismo durante el último adiós de su progenitora.
Para muchos, era sorprendente apreciar que, aún estando frente a féretro de su padre, la reina Sofía no lloraba. Parecía de hierro, pero no lo era. Años más tarde, cuando se enteró del inesperado deceso de su madre, la esposa de Juan Carlos I se desplomó. Eso sí, en privado. “El personal la oyó llorar desconsoladamente”, señaló Jaime Peñafiel.
Como si se tratara de su cambio más radical, la reina Sofía dejó de lado aquella actitud y se quebró frente a todos mientras le daba el último adiós a su hermano, Constantino de Grecia. La madre del rey Felipe no pudo contener las lágrimas mientras escuchaba las palabras de su sobrino, en homenaje a su querido padre.