En 1868 el derrocamiento de Isabel II llevó a que España comience a tomar drásticas medidas que influyeron también en el sistema monetario del país. De esta manera, se estableció una nueva denominación financiera: "En todos los dominios españoles la unidad monetaria será la peseta, moneda efectiva equivalente a 100 céntimos". Este fue el comunicado oficial que emitió lo que actualmente se conoce como la Fábrica Nacional de Timbre y Moneda de la República. En ellas se acuñan la historia, la política y el arte que incumbe a la región, por lo que conforman un tesoro más que importante para la construcción de la identidad por más de un centenario.
El sistema de la composición de las pesetas estuvo conformado por un león que sostenía el escudo de Espa??a, pero los habitantes confundieron a este animal con un can por lo que llegaron a llamarlo como la "moneda de la perra [pequeño]". Es más, al haber otro ejemplar -cuya denominación era de 10 céntimos- buscaron diferenciarlas debido a que su valor y su tamaño era menor.
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Es así que los compatriotas comenzaron a llamar a la moneda de 5 pesetas de esta manera, haciendo lugar a un lenguaje coloquial que solo los que manipulaban a diario este tipo de divisas conocían. De igual modo ocurrió con las piezas de 10 céntimos. Pero, en contraposición, la identificaban haciendo alusión a su tamaño mayor, lo que generó que cada una de ellas tenga su propia referencia.
El objetivo de las pesetas
Las monedas de céntimos de pesetas tenían como objetivo estar sujetas al Sistema Métrico Decimal y tener el mismo respaldo legal que la lira de Italia, los francos en Francia, como así también el resto del dinero que se manejaba en el denominado Viejo Continente. Un siglo más tarde, los referentes políticos en señal de unidad barrieron con estas economías regionales y le dieron paso a la actual moneda de euro, razón por la cual las pesetas solo son parte de la historia y de las vitrinas de los coleccionistas.