Si bien Tamara Falcó e Íñigo Onieva han superado su primer semestre de matrimonio sin problemas aparentes, ciertas diferencias empiezan a surgir en su vida cotidiana. La pareja, que ha vivido más tiempo fuera de España que en su nueva casa, recientemente regresó de Londres, donde Tamara celebró su 42 cumpleaños en un restaurante exclusivo de Mayfair. Sin embargo, la vuelta al aeropuerto reveló una brecha de privilegios notables.
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A su regreso a Madrid, Tamara Falcó utilizó el servicio 'premium' del aeropuerto, permitiéndole ir directamente de la pista a su coche sin pasar por controles ni llevar maletas. Este servicio, que cuesta alrededor de 500 euros, no estuvo disponible para Íñigo Onieva, quien tuvo que seguir la ruta convencional del pasajero común. La diferencia en el acceso a estos privilegios ha generado sorpresa y especulaciones sobre la brecha económica y social entre la pareja.
A pesar de la brecha evidente en los privilegios del aeropuerto, lo más notable puede ser el papel de protector que Íñigo Onieva ejerce sobre Tamara Falcó. Esta dinámica resalta la realidad de la posición pública de la marquesa de Griñón en comparación con su esposo. Mientras Tamara se sumerge en compromisos profesionales y proyectos, Íñigo Onieva podría estar destinado a desempeñar un papel secundario como apoyo y gestor de agenda en el equipo de Tamara.
A medida que la pareja se enfrenta a la vida cotidiana en Madrid después de su ajetreado semestre de viajes, la brecha de privilegios y roles se vuelve más evidente. Con el tiempo, Íñigo Onieva podría encontrarse adaptándose a un papel secundario inevitable en la vida de Tamara Falcó, gestionando su carrera y siendo su confidente más cercano.