La entrada a un nuevo milenio no solo significó el pensar la redistribución territorial del Viejo Continente, sino también en generar una hermandad entre ellos. Para ello, los financistas establecieron un acuerdo regional en materia económica que impactaba de lleno en sus finanzas regionales. De esta manera, las liras (en Italia), los marcos (en Alemania), los francos (en Francia) y las pesetas (en España) -entre otros dineros- se disolvieron de manera unilateral para dar comienzo a la moneda unificada, a la que se denominó euro.
Es así que, en la actualidad, el euro representa la moneda de mayor intercambio a nivel mundial, por debajo del dólar. Pese a ser 27 países que integran la Unión Europea, solo 19 de ellos decidieron sumarse a esta política continental para crear una economía sólida frente al avance de Estados Unidos y China. Según el portal de noticias ´Telam´, "La creación del Sistema Monetario Europeo (SME), [firmaron] un acuerdo multilateral donde los diversos países de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) vincularon el tipo de cambio de sus diversas monedas, permitiendo una limitada fluctuación de las mismas".
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En este contexto, desde 1992 -luego de celebrarse el Tratado de Maastricht- los diplomáticos pusieron manos a la obra para establecer una comunión de intereses de los diversos Estados tras la caída del Muro de Berlín. Es así que se comenzó a pensar directivas para "la cooperación en la política exterior, de seguridad y de justicia; y un mercado único para la libre circulación de personas, mercancías y capital". Asimismo, la creación de un sistema monetario único que vio la luz el 1 de enero de 2002, en el cual doce países -incluyendo España- utilizaron el euro.
El euro despierta el interés de los coleccionistas
En este marco, los especialistas en numismática comenzaron a elaborar una nueva categoría en su vitrina. El euro significaba no solo una nueva forma de vinculación entre los habitantes, sino que, además, los coleccionistas comenzaron a mantener una conducta de acuñar todos aquellos ejemplares que tengan algún plus en su diseño. Los errores de impresión, las ediciones limitadas, las monedas conmemorativas, y aquellas que tengan algún defecto en el metal. Todo es bienvenido para los que quieren tener una reliquia en sus manos como para aquellos que están dispuestos a aumentar su patrimonio con ello.