Aun cuando se encuentra de moda, en auge y en pleno proceso de crecimiento, el campo de la numismática continúa teniendo varios aspectos por mejorar. En ese sentido, hay que tener en cuenta que los coleccionistas tienen serias dificultades para considerar ejemplares de países sudamericanos, asiáticos o africanos. A continuación, una moneda que sirve como ejemplo de este tipo de joyas ocultas.
La moneda de 1 fils de Irak, acuñada en el año 1933, es una pieza que nos enseña cómo la numismática puede posar sus ojos, también, en unidades de países no europeos. Compuesta de cuproníquel, una aleación de varios elementos y mayoría de cobre, no es materialmente tan costosa, pero aun así, por la historia que tiene detrás, cotiza más que bien en el mercado coleccionista.
Esta extraña pieza lleva, de un lado, el rostro de perfil del hijo del rey Fáisal, una referencia histórica fundamental de Irak. Del otro lado, en cambio, lleva símbolos típicos de los países árabes. ¿Su valor de mercado? En buenas condiciones de conservación y certificación, su precio oscila entre los 600 y los 900 euros. ¡Nada mal!
Como se puede ver, esta moneda nos da cuenta de que existen también, piezas interesantes para la numismática en los países asiáticos. Aunque son difíciles de conseguir, se trata de ejemplares valiosos para vender, y sobre todo, para guardar como joyas ocultas y extrañas en nuestra propia colección.
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