Muchos de los relatos, cuentos y novelas de Mario Vargas Llosa se encuentran marcados por la propia realidad que vive el autor. Por más que él jure y perjure que se trata de ficciones sin dobles intenciones, máxima un tanto utópica para cualquier ámbito literario, sus páginas no dejan de reflejar situaciones, referencias y mensajes que parecen provenir directamente de su día a día. Lógicamente, ‘Le dedico mi silencio’, la novela que anuncia como la última que publicará, no es la excepción.
No se trata de una obra más, sino de la despedida de la carrera literaria del autor, al menos en lo que a la publicación de libros se refiere. Quizás por eso, su trama parece tan autorreferencial, porque habla de una persona que “soñó con un país unido por la música” y que “enloqueció intentando escribir un libro perfecto”. Quizás por eso, también, menciona tantos lugares propios de la tierra natal de Vargas Llosa, resaltando las virtudes e idealizando el concepto de “barrio”, más allá de que el éxito lo haya alejado tanto de aquellas calles.
Esa melancolía, reflexión y añoranza también se ve reflejada en la dedicatoria que el premio Nobel escribe en sus primeras páginas, ya sin el resguardo de un personaje que hable por él. Allí solo menciona un nombre: Patricia, la madre de sus hijos y la esposa que abandonó para comenzar su noviazgo con Isabel Preysler.
Estas palabras no solo se tratan de la reivindicación y la victoria de Patricia Llosa, que al poco tiempo de saberse engañada le envió una carta a Isabel Preysler en la que le advertía que no era la primera vez que su marido le era infiel y que al final siempre terminaba regresando a ella; sino también se posicionan como un “nuevo feo” del escritor a la madre de Tamara Falcó. Uno más de los muchos que ha enviado desde que se separaron.
Los mensajes de Mario Vargas Llosa contra Isabel Preysler
Si bien asegura que no se arrepiente de haber sido novio de Isabel Preysler, Mario Vargas Llosa también manifiesta que esa historia lo había sabido alejar de los libros y presentado “una serie de responsabilidades que no cazaban con su estilo de vida”. A eso se le suma la vez que declaró que tras separarse de la socialité había recuperado la libertad o el relato en el que, resguardado en su pluma, como es habitual, parecía reírse de Tamara Falcó. Una serie de hechos, palabras y decisiones que contradicen sus propias declaraciones y que apuntan a quitarle importancia y relevancia a quien fue su pareja durante años. Una maniobra que encuentra su punto más álgido en las páginas de su nueva y última novela.