La boda de Michelle Salas, la hija de Luis Miguel, trajo consigo un episodio tan extraño como inédito. La presencia del cantante en la ceremonia no se produjo de manera natural, sino que acarreó una extensa negociación en la que, con una especie de contrato mediante, se establecieron ciertas condiciones que se deberían cumplir.
Michelle Salas tenía una idea clara: no quería ser opacada por su padre de ninguna manera. Sabía que era una tarea difícil, ya que los beneficios que pueden significar ser la hija de Luis Miguel, también implican aceptar que él es la verdadera estrella y que todo lo que pase en tu vida se verá a través de su filtro. Por eso, negoció con el cantante la manera en la que debería comportarse durante su boda.
Michelle no quería anuncios de su parte, como así tampoco que se detuviese a hablar con la prensa ni la mencionara de manera pública. Algunos medios especializados incluso destacan que la joven pidió que no se pudiera ver a su padre cerca de ella en ninguna fotografía o imagen tomada de la boda, de la misma forma que se le exigió que llegara a la ceremonia sin alertar a la prensa y separado de Paloma Cuevas.
El regalo de Luis Miguel a su hija
Negociaciones aparte, lo cierto es que Luis Miguel sí terminó dando la nota debido al regalo que le hizo a su hija y que fue comunicado a la prensa de manera casi inmediata. Se sabe que el cantante le obsequió aros, un anillo y una pulsera, provenientes de una de las casas más reconocidas de Europa, que tienen un valor de poco menos de 500.000 euros.
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