La monstera, también conocida como Costilla de Adán, ha vuelto a ser protagonista en la decoración de interiores, resurgiendo con fuerza tras su popularidad en los años 70 y 80. Sus imponentes hojas verdes ofrecen un toque único a cualquier espacio, convirtiéndola en una de las plantas más buscadas por su estética y fácil cuidado.
Una de las mejores cualidades de la monstera es que no necesita cuidados complicados, lo que la convierte en una planta ideal para quienes no tienen mucha experiencia en jardinería. Sin embargo, es importante conocer sus señales y darle lo que necesita para mantenerla en su máximo esplendor.
Si observas que las hojas comienzan a ponerse marrones, probablemente estés regándola en exceso. En estos casos, lo mejor es dejar de regarla por unos días hasta que el sustrato esté completamente seco antes de volver a hidratarla, pero espaciando las veces que lo haces.
La humedad es otro factor que esta planta adora. Pulverizar sus hojas con agua fresca, y si tienes un humidificador en la habitación, ayudará a que tu monstera se mantenga saludable y radiante. Además, limpiar las hojas es crucial, ya que el polvo tiende a acumularse en sus superficies amplias. Puedes hacerlo suavemente con un paño húmedo o, si prefieres, darle una ducha rápida para eliminar cualquier suciedad.
En cuanto al abono, lo ideal es dejarla descansar durante los meses fríos y empezar a fertilizarla nuevamente en primavera. De esta manera, tu monstera recibirá un impulso justo a tiempo para crecer vigorosamente en los meses cálidos. Con estos simples cuidados, tu monstera se mantendrá sana, hermosa y seguirá siendo la estrella de tu hogar.