Si el mal humor o la negatividad te invaden constantemente es momento de detenerte y replantear lo que haces a diario. Estas emociones podrían ser indicativas de cuestiones internas que necesitan atención y, a menudo, se ven agravadas por el estrés laboral o la autoexigencia. Con el tiempo, este estado de ánimo puede apoderarse de tu identidad y afectar tus relaciones familiares o amistades.
Reconocer que estás de mal humor con frecuencia o que los momentos de felicidad se desvanecen rápidamente es un buen primer paso. Lo más probable es que la causa no sea lo que sucede a tu alrededor, sino algo que está ocurriendo dentro de ti. Esa irritación constante es una señal de que necesitas gestionar tus emociones de manera más adecuada para expresar lo que sientes y atender tus necesidades.
Existen diversas razones detrás de este malestar. Podría tratarse de frustración contigo mismo por no cumplir con tus objetivos, o tal vez un enfado hacia alguien cercano que no has expresado abiertamente. Otra posibilidad del mal humor es que haya algo en tu vida que no estás enfrentando, y eso se queda constantemente en tu mente, alimentando la negatividad.
El consejo más importante para combatir el mal humor es buscar ayuda, ya sea profesional, o hablarlo con alguien de tu entorno cercano si sientes que no puedes manejarlo solo. Enfrentar el problema en el que estás metido, ponerle palabras a tus sentimientos y entenderlo te permitirá retomar el control de tu vida y fortalecer tu autoestima.
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